Lo que la lluvia permitió
05/01/2011 Deja un comentario
Por Cesar Ceínos
El tiempo meteorológico de Carrión de los Condes no fue una excepción en la península ibérica y como en el resto del país, la lluvia hizo que se suspendieran y modificaran algunas procesiones programadas en los días centrales de la Semana Santa, aunque no sirvió para que decayera el fervor de los carrioneses, que, un año mas, salieron a la calle a ver y sentir la pasión y muerte de Cristo.
El Quinario en honor a la virgen de los Dolores, los Rosarios y las Santas Misas que se celebraron del once al quince de abril sirvieron para calentar los motores de la semana carrionesa, que despegaría el Domingo de Ramos con la «Procesión de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén». Desde la iglesia de Santa María, vecinos y foráneos con las palmas recién bendecidas acompañaban al paso procesional «La Borriquilla» hasta San Andrés, donde se celebró la misa solemne. Cuando termino, en la ermita de la Cruz, la Cofradía de la Vera Cruz subasto los brazos de los pasos que estaban libres. Lograron vender las cinco andas que no tenían dueño.
El Lunes Santo se dedicó íntegramente al Santo Cristo del Amparo. La Cofradía del mismo nombre organizó una misa en la iglesia parroquial de Santa María y una procesión en la que jóvenes del municipio portaron la imagen titular de la hermandad por varias calles del municipio. Antes de que éstos devolvieran la escultura a su lugar de origen, el pueblo de Carrión, muy devoto de este Cristo, le despidió con «La Peste», una canción en la que se agradece a la imagen que les librara de dicha infección en la Edad Media.
A algunos portadores no les dio tiempo ni a descansar el hombro, porque el día siguiente, el Martes Santo, tenia lugar la procesión del «Ecce Homo». Como todos los años, la Coral Carrionesa no faltó a su cita en el pórtico de Santiago para dedicar al «Cristo de los Azotes» y a la «Virgen Dolorosa» el «Miserere» y el «Stabat Mater». Les acompaño la cruz barroca de la Vera Cruz, que siempre es la primera talla en desfilar.
Esta era la primera de las tres grandes procesiones que desfilan hasta la Plaza de Santa María, aunque a la postre seria la única que llegaría hasta dicha plaza, ya que el buen tiempo empezaría a dar la espalda a la Semana Santa, y con ello comenzarían los cambios. El primero, el miércoles. El Vía crucis Penitencial que debía de recorrer los barrios de Carrión quedó en un acto en la Iglesia de San Andrés, donde se rezó con el Cristo Crucificado apoyado en unos bancos de la parroquia, resguardándole del agua que cayo durante la tarde-noche.
Pintaba parecido el cielo el jueves, pero la Cofradía de la Vera Cruz dio el visto bueno y la «Procesión de La Oración del Huerto» echó a andar. Cuando salieron los primeros pasos de la ermita de la Cruz, la Banda de Música de Carrión comenzó a interpretar los primeros compases de la procesión se oyó a un visitante que nadie quería que vinería: un trueno. Al ver que el cielo se ponía cada vez mas negro, los cofrades decidieron que la procesión diera la vuelta en la plaza de los Caídos para que las imágenes no se mojaran, pero no dio tiempo. Cuando la procesión estaba dando la vuelta para enfilar la calle Esteban Collantes, caía el diluvio y los portadores de los pasos tuvieron que correr para poner a buen recaudo a las esculturas. A la Virgen de los Dolores la improvisaron un chubasquero con un plástico, pero los niños que llevaban las horquillas y las mujeres con mantilla negra tuvieron que ponerse debajo de un alero para no calarse.
Pronto tocó despertarse de la cama el Viernes Santo, ya que el Sermón de las Siete Palabras estaba programado para las doce del mediodía. Ataviados los cofrades de todas las hermandades de Carrión con el sombrero y la capa castellana fueron a la Iglesia de San Andrés, y cuando el Sermón acabo, recorrieron Carrión visitando los monumentos de las iglesias y conventos.
Con el miedo de que lloviera en medio de la procesión, debatió la Cofradía de la Vera Cruz si salir el Viernes Santo o no. La procesión era a las nueve de la noche -media hora mas tarde que el jueves- y el cielo estaba algo mejor, pero no para tirar cohetes, por lo que la decisión fue difícil. Al final los cofrades autorizaron la salida de los diez pasos que formaban la «Procesión del Santo Entierro y Soledad de María», pero con cortapisas. El desfile sería solo hasta la Plaza de los Caídos y volvería a la ermita de la Cruz por calle Obispo Álvarez de Voz Mediano y Plaza de Belén, algo inusual en las procesiones de Semana Santa.
Con algo mas de quince minutos de retraso, comenzó la procesión. Primero, los estandartes de las Cofradías, a continuación el ochavín de la Vera Cruz con los niños vestidos para la ocasión y, posteriormente, las imágenes. Primero, los cinco que ya salieron el Jueves Santo: «Santa Vera Cruz», «La Oración en el Huerto» – imagen llevada por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús- , «Cristo de los Azotes», «Jesús Nazareno» y «Virgen de los Dolores».
Entre el paso de los Azotes y el Nazareno se situó la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias y la Soledad de León, que llamó la atención a todos los carrioneses y visitantes por estar integrada totalmente por mujeres, excepto uno. Esta banda ponía la música en la parte delantera de la procesión, mientras que la Banda de Música de Carrión, lo hacia en la parte trasera.
En esta parte se situaban los pasos que no salieron el día anterior: «Bendito Cristo Crucificado», que no pudo salir el miércoles en el Vía crucis, «Descendimiento», «Virgen de la Piedad», «Santo Sepulcro» y , por último, «Nuestra Señora de las Angustias», a la que cantaron en la plaza de San Andrés la salve popular. Cerraron la procesión las autoridades civiles, así como la Guardia Civil y varios párrocos.
A posteriori la decisión de acortar la procesión fue una verdadera pena, porque no llovió. Las personas que esperaban el paso de las imágenes en la plaza Mayor tuvieron que cambiar de lugar para verla, mientras los que viven , o simplemente paseaban por la plaza de Belén, se encontraron en sus narices todos los pasos procesionales. Con el recorte de calles, los portadores llegaron antes a la ermita de la Cruz, donde tomaron la colación -limonada y saladillas- ofrecida por la Cofradía de la Vera Cruz.
Después de la procesión del Viernes Santo, quedaban aún dos procesiones mas. El sábado santo volvió a desfilar la «Virgen de la Piedad» y el Domingo de Resurrección se celebró el esperado encuentro de la Virgen María y Jesús. El ayuntamiento fue testigo de excepción de dicho encuentro, en el que se rompió el velo a María y ambos recorrieron en procesión el trayecto entre la plaza Mayor y la Iglesia de San Andrés juntos, acompañados por las autoridades, los carrioneses y las mujeres, que en esta ocasión llevaron la mantilla blanca.
Por último, la Semana Santa se cerro ayer con el «Ángeles Somos», una tradición carrionesa en la que los monaquillos recorren las casas del pueblo pidiendo comida y dinero a cambio de la bendición de la vivienda.
Fotos: Cesar Ceínos